No basta con ofrecer un buen servicio, hacer gala de una completa gama de productos y tener precios competitivos. Todas estas virtudes de tu empresa pueden echarse abajo si descuidas una parte importante a nivel de imagen: el branding. Y más en tiempos alta competitividad en, prácticamente, todos los sectores. Estos son los errores frecuentes que comenten las empresas cuando hablamos de branding.
Por branding nos referimos a aquella disciplina que se ocupa específicamente de la creación y gestión de marcas. Se trata de una actividad profesional diferenciada del marketing, de la comunicación o la publicidad, y cuenta con herramientas y procesos propios para cumplir sus objetivos. Aspectos que sin duda deben tener en cuenta siempre empresas como la tuya. Y es que, cuando hablamos de imagen y branding empresarial nada puede fallar. Tu reputación también está en juego.
Según el estudio La Salud del Branding en España, promovido por la Asociación Española de Empresas de Branding (AEBRAND) y desarrollado por el Brand Institute de ESADE, 8 de cada 10 empresas consideran que la marca es clave incluso para sus procesos de internacionalización. 6 de cada 10 consideran el trabajo sobre el branding de la empresa como un valor intangible de primer orden. Y el 80% de los encuestados, afirma que la gestión y la imagen de marca ayudan a conseguir sobremanera los objetivos que persigue la empresa. Sin embargo, muchas de éstas erran muchas veces a la hora de analizar, estudiar, trabajar y poner en práctica un correcto branding empresarial. Y es que como dice el refrán, “no existen segundas oportunidades para una primera impresión”. Con el branding de tu empresa no se juega.
Errores en el branding empresarial
Crear una marca de éxito no es fácil. Lo que sí es fácil es estropear la imagen de tu empresa en este sentido. De manera consciente o inconsciente, muchas empresas cometen los mismos errores en branding empresarial. Y es que no solo se trata de llamar la atención frente a la competencia sino disponer de unos principios básicos sólidos
- No abandones tu marca. Ni tan siquiera en aquellos momentos de menos trabajo. Porque nunca sabes cuándo puedes llamar la atención de un potencial cliente. Puedes aprovechar estos momentos para cambiar o modificar tu identidad si hiciera falta. Si te aburre el aspecto de tu marca, cambia de logo y eslogan. No cabe duda.
- Conoce a tus clientes. Entender y comprender de una manera profesional los gustos de tu target objetivo es esencial para ofrecer un branding de éxito y que funcione. Debes ser consciente de quien eres, qué proyectas y analiza tus debilidades de una forma objetiva.
- No reconocer tus carencias. No saber en qué fallas o cuáles son tus errores, puede ayudarte a seguir cavando tu propia fosa en lo que a branding se refiere. Nunca pierdas el horizonte de quién eres ni tu sector.
- Falta de compromiso. Es un error muy habitual no entender la identidad corporativa como un todo que integra aspectos fundamentales de todo tu negocio. De ahí que se deba estar 100% comprometido con la compañía que lo apoya.
- Poco entendible. Qué duda cabe que tu marca debe ser entendible para todo el mundo, sobre todo para tus clientes e inversores que van a confiarte futuros proyectos. No peques de original.
- No disponer de un Plan de marketing. Crea un plan de marketing que contemple ese proceso de creación de identidad de la marca para darle a este aspecto de mayor visibilidad.
- Cuidado con el lenguaje. Usar un argot o un lenguaje demasiado original, específico, incomprensible… por todos, no ayuda en absoluto a tu compañía, al contrario, el mensaje es más confuso.
- Diferénciate. Ser diferente a la competencia no es hacer branding ni mucho menos. Debes llevar a cabo otros esfuerzos reales para diferenciarse de la competencia, no solo de imagen.